De esto que te empiezan a picar los ojos porque das por hecho de que las lentillas están secas, decides echarte un par de gotas para mojar la lentilla y cuando te quieras dar cuenta, sientes como que se te nubla la visión en uno de los ojos, repites la jugada y te das cuenta de que has perdido una lentilla. FAIL.
No sabes cómo ha ocurrido, echas la vista atrás y recapitulas cada uno de tus movimientos a lo largo del día y no te aclaras. Empiezas a buscar la lentilla desesperadamente, en el suelo y en el lavabo y nada, ni rastro. Te pones nerviosa, que decides quitarte la otra lentilla y ponerte las gafas. Sigues buscando, te desesperas porque te da rabia haber perdido una lentilla sin saber cómo. Llamas a tu padre en plan socorro, ayúdame! le dices que has perdido una lentilla, él trata de calmarte puesto que a través del hilo telefónico se da cuenta de que estás superhipermega nerviosa, te dice que no te preocupes que te va a encargar la otra lentilla y que mientras, uses las de recambio.
Os parecerá una tontería pero para mí estar sin lentillas es un mundo, llevo con ellas desde los once años y esto ha sido como si me quitasen internet ¡una pesadilla!
Actualizo: ha aparecido la lentilla.